Estado y políticas públicas
Uruk (Actual Irak)
Nimrud (Actual Irak)
El actor central del proceso de las políticas públicas es el Estado. Sin embargo, en la teoría política ha existido una larga discusión sobre cómo definirlo o considerarlo. Para el anarquismo el Estado es un mal que debería desaparecer. Para el marxismo es básicamente un instrumento de dominio. Al mismo tiempo, su debilitamiento o desaparición han estado usualmente asociados a diversos perjuicios para la sociedad, como la inseguridad o el hambre, y entonces hoy en día la cuestión central no es tanto si debe existir o no, sino si ese dominio puede utilizarse para generar el bienestar público. Mi posición es que si bien en ciertos momentos o naciones por desgracia esto no fue así, en otros casos el Estado sí ha logrado generar bienestar social (lo cual ha tendido a darse en la medida que ha conjuntado la democracia con la eficacia gubernamentales, como argumentó originalmente Lipset (Political Man 1960) y más recientemente Norris (Making Democratic Governance Work 2012) y Méndez (La Naturaleza del Estado en México 2017, disponible en https://drive.google.com/file/d/1etle6T418GX1dfIo5SqNqhjJxYE4976t/view) .
En función de lo anterior, en el libro Políticas Públicas. Enfoque Estratégico para América Latina, defino al Estado como “el conjunto institucional que en un territorio determinado tiene el monopolio legítimo de atribuciones tanto para el uso de la fuerza física como para la definición y aplicación de decisiones, normas y programas obligatorios con el objetivo de proveer bienes públicos” (p. 32). Esta definición se basa en la obra de Michael Mann (The Autonomous Power of the State 1984) y busca ir más allá de la conocida definición de Max Weber (La Política como Vocación 1919), que lo relaciona básicamente con el monopolio de la fuerza legítima, y que considero quedó rebasada después de la emergencia en casi todo el mundo (en un grado u otro) del llamado Estado de Bienestar.
Aunque con características distintas a las de su expresión democrático-liberal moderna, el Estado es un fenómeno muy antiguo, relacionado con el origen mismo de la civilización humana. Sus primeras manifestaciones se dieron en diversas “Ciudades-Estado” que emergieron antes de la era cristiana en varios lugares del mundo, como los actuales Irak, Pakistán, Egipto, Perú, China o México. Aunque esos primeros Estados fueron autocracias, también trajeron cierto bienestar para sus poblaciones (al menos en la medida que permitieron el florecimiento cultural, el desarrollo de la infraestructura urbana y la reducción relativa de la inseguridad y el hambre). En algunos de esos primeros Estados aparecieron los escribas, antecedentes remotos de los actuales asesores gubernamentales e incluso de los modernos analistas de políticas públicas (más sobre esto en la siguiente sección).
Mostramos aquí imágenes (algo idealizadas) de algunas ciudades donde emergieron esos primeros Estados entre los siglos III y I ac. Arriba están Uruk y Nimrud en Mesopotamia (hoy Irak) y abajo Guiza en Egipto y Áspero en Perú. Las ruinas de Nimrud fueron destruidas por el Estado Islámico en 2015, un ejemplo de los graves daños que pueden ocurrir en una nación cuando su Estado se debilita.
Entre 2016 y 2020 he impartido en diversas universidades la conferencia “Gobierno y Políticas Públicas: ¿Hacia un Estado Capaz o Fallido?”, donde expongo éstas y otras ideas sobre el tema.